Tú eres como una apuñalada
cuando al fondo despiertas
y hablas en mí como la arena
que entre mis dedos escapa.
Tempranamente temprana,
en el doble filo una hoguera
-ardiente y más tarde tibieza-
inunda al hombre y lo alza.
Tú caes del viento pálida,
tan blanca niña, tan morena,
tan afilada y tan serena
necesariamente, y tan agua.
A tus febriles labios enlabias
los míos con sutil delicadeza
¿qué en el yugo de la fiereza
si somos cristal y palabras?
Profundamente en la ventana,
fatigados de tanta aspereza,
sin cuerpos, llega la tristeza,
y tras vidrios el mar nos salva.
..samudras..
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