miércoles, 3 de octubre de 2007

Te amo

Te amo en el quicio de la locura,
en el índice de la niebla y la fachada.
Desmesuradamente te amo, sí,
en la niebla monótona y en la yedra;
en ti buceo por el centro
y tu cuerpo me ilumina y cunde.

Al conjunto que te hace ser única
de la sangre y de los huesos,
al brillo que luce tu frente;
serpenteo como los ríos
que desprenden las montañas,
del núcleo a la quemazón.

Te amo y miro la zarza temprana
en el arríate, la rosa circular en tus caderas.
Te amo como se ama sin saber decirlo
y beso tu hombro y tu frente;
felicito al vientre dador de vida
que al fondo nos guarda.

Del canto y de la vieja retama
las hojas que tus manos convalidan
son ceniza y agua, risa y cielo;
miro el amor sentado,
callado en la risa y en el agua
que siempre es de repente.

De los peces huérfanos observo
la clara intención de fecundar
¡ah, raza de mujer!
¿qué fertilizas de pronto?
la herida humeante y el barro
supongo, pero nada sé.

Yo te amo en la zarza que arde
y en el humo de los días por concluir,
triste o con la enérgica
postura de los andenes,
te amo en tu tibieza de mujer mía
y en el eco de la playa cenicienta.

Oh mujer de nácar y espuma.
Oh nacarada y espumosa mujer,
te amo porque no sé más que amarte
en el hueco cálido de tu hermosura.
Ven, ven con tus alas de otoño
y enaltece la rama y la hoja.
.
..samudras..

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